jueves, 20 de noviembre de 2014

Para aprender ¿traducir es bueno o malo?

    Muchas veces los profesores de idiomas nos encontramos con este problema. ¿Deberíamos usar la traducción para enseñar nuevo vocabulario, términos o conceptos? La respuesta de la mayoría de los formadores del profesorado es que debes intentar hacer entender al alumno el significado del nuevo vocabulario intentando evitar la traducción, puesto que las traducciones no son exactas y siempre habrá diferencias semánticas entre el término de origen y la traducción, y cierta razón no les falta. 
    
     El problema que nos encontramos es que con personas que, siendo adultas, comienzan de cero en el aprendizaje de un segundo idioma, personalmente, no le veo sentido hablarles en un idioma que no entienden exclusivamente a base de signos o carteles. Sí creo que intentar minimizar la traducción es fundamental para que los alumnos lleguen a conocer el significado real del vocabulario y creo que la utilización de imágenes, signos y medios audiovisuales es una gran ayuda. Pero no es suficiente, muchas veces, los adultos necesitamos asociar un nuevo concepto a una idea anteriormente establecida en nuestra cabeza. Con el uso posterior vamos moldeando el significado de las palabras que vamos aprendiendo, al usarlas en contexto, al leerlas en un libro, etc. 

     En mi opinión, hay dos etapas fundamentales en el proceso de aprendizaje de una segunda lengua donde la traducción se hace muy necesaria. La primera etapa es al principio, cuando la persona se enfrenta a solas ante algo nuevo como es un idioma extranjero; nuevo y vastísimo. La segunda etapa es cuando el dominio del idioma es tal que una traducción aproximada, pero no exacta, no afecta a su comprensión, porque se es capaz de entender tales términos analizando el contexto de uso, y analizar el contexto no es algo que un principiante pueda hacer fácilmente. Por su dificultad, hay ciertos registros cuyo vocabulario es necesario traducir para poder conocer correctamente su significado, como es el caso del lenguaje jurídico o económico. Aquí la traducción es una ayuda indispensable. Donde, en cualquier caso, creo que es de poca ayuda la traducción es en las etapas intermedias, esas que pueden ir del nivel B1 al C1 del marco común europeo de las lenguas. En estas etapas, la explicación mediante sinónimos, imágenes o signos se hace imprescindible. El motivo es que ya se tiene un nivel bastante alto como para poder entender el contexto que se lee o enseña aunque pueda haber algunas palabras que no se conozcan y lo suficientemente bajo como para no llegar a tratar de manera recurrente el lenguaje académico o profesional. Además, a veces no nos damos cuenta de que traducir, sobre todo cuando hablando de esos niveles intermedios, se hace mucho más difícil que comprender el concepto semántico que subyace, porque la traducción es un proceso difícil, no en vano existe la carrera universitaria de traducción, porque no es algo que cualquiera pueda hacer sin una preparación previa. Y si no, probad a coger un texto de un libro cualquiera en inglés y poneos a traducirlo. Tardaréis mucho más que si intentáis asociar las palabras que leéis a conceptos abstractos en vuestra cabeza.
    
       
    

     
   

jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Realize o realise?

              Entre el inglés hablado en las islas británicas y el hablado en los Estados Unidos hay bastantes diferencias fonéticas, pero también las hay en el inglés escrito. Uno de los ejemplos que lo demuestra es la dualidad que existe en la escritura de verbos como realize. Esta escritura, terminada en -ize es la propia del inglés americano, mientras que en el Reino Unido e Irlanda es preferida la variante realise, terminada en -ise como se puede ver.

             Esto no es algo que sea exclusivo de este verbo; de hecho, la gran mayoría de los verbos que tienen el sufijo -ize se pueden escribir con s en lugar de la z. Algunos ejemplos son los dúos legalize/legalise, criminalize/criminalise, penalize/penalise o regularize/regularise. Como se puede ver, además, son verbos que recuerdan bastante a sus equivalentes en castellano ya que son de raíz de latina, al igual que el sufijo -ize/-ise, que en español equivale a -izar (regularizar, criminalizar, realizar, penalizar...). Al ser verbos de raíz latina, su uso es bastante más frecuente en círculos especializados o académicos, salvo casos como realize, que es de uso más extendido y, además, cuya principal y más común acepción es un false friend con el equivalente español realizar.

            Por tanto, cuando veáis cualquiera de estos verbos, u otros que compartan la terminación -ize/-ise, escritos de ambas maneras, no penséis que os están volviendo locos o que están mal escritos, la respuesta seguramente esté en la procedencia del autor/a o de donde haya aprendido el idioma.